CUÁN FELIZ YO ERA CUANDO FUI UNA INFELIZ

CUÁN FELIZ YO ERA CUANDO FUI UNA INFELIZ

Marquesa de Sévigné Patoruzee en Volada

Marquesa de Sévigné Patoruzee en Volada
Poesía Sarcástica Humorística

ALGO PARA REÍR


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sábado, 10 de noviembre de 2007

Había Una Vez...

Había una vez una princesita idiota que su nombre no viene bien recordarlo. Tenía la edad del pavo. Su reino era un castillo de segunda categoría…El castillo ya no existe. Está tan demolido como este amor del año del rey perico. Ella vivía con la ilusión montada en caballo blanco…como in a "day dream" Las hormonas se le arrancaban como pelota en un jardín de rosas; y la seguía sin compromisos eróticos. En su reino había un príncipe enano, pero eso a ella no le importaba a pesar que inconscientemente no quería tener herederos petisos. Un día hubo un hechizo y el retaco se disolvió como sal en agua. Pasaron los años, tantos años que ella soñaba y volvía a soñar con un país llamado cuento de hadas. Y súbitamente el destino le tenía un pequeño castillo donde por un corto tiempo fueron felices. La vida le dio la oportunidad de tomar en su mano una blanda y pequeña experiencia que no dio sus frutos esperados. Se habían encontrado si pero, fue solo maná rancio caído del cielo que no duraría mucho mas en el tiempo. Fue como comer chocolate amargo que se derrite en la boca y vedado el azúcar para endulzarlo. Los puentes colgantes que iban al castillo pronto se desboronaron. Había pasados muchos pero muchos años entre ellos.
El rabioso, pobretón, y estresado por la larga senda tomada. Ella una viajera con la bola de acero en el pie y un perro faldero protegiéndola para que ella no mancille el nombre de su amo. Ella feliz de haberse escapado de las torres del infortunio para caer en el profundo hoyo negro. Casi ahogada y desfallecida salio a flote como pudo. Su príncipe de sangre azul, tenía la soga al cuello en otro condado; escondido en los bosques del nunca jamás. Ahora ella se da cuenta se fue reculando con una sonrisa de oreja a oreja; y esta vez su voz le dice el “reculazo” se lo encaminó ella misma; el comiendo de su propia mano y saciándole el hambre y sed. El príncipe se convirtió en un gordo sapo y se quedo croándole a la luna. Ella no se dio ni cuenta cuando se cayó del caballo blanco y quedó boca abierta, deshojando margaritas.


FIN


Patricia M Araya
Basado en una telenovela

"Lo que callamos las mujeres"

2 comentarios:

Dina Moreno A. dijo...

Patricia : bellisima imaginacion para armar un cuento diferente a como comienzan y terminan los cuentos clasicos de principes azules convertidos en sapos y de princesas ideales.
Este cuento si se parece mas a la vida real de esta princesa, cansada de este principe que tendria que ser sapo eternamente.

Anónimo dijo...

el color de la letra es muy chillante!